lunes, 16 de mayo de 2016

Dos Colinas - XI Carrera de las Fuerzas Armadas de Granada (14/05/2016)

El domingo disfruté de una espectacular visita a fascinante ciudad de Granada. Me parece una ciudad alucinante, llena de magia, que te engancha desde la primera vez que la contemplas a lo lejos, llegando a ella. Esta vez era una visita diferente, iba a correr por sus calles, en la XI Carrera de las Fuerzas Armadas, mucho más conocida como la Carrera de las Dos Colinas (ya que, aunque el recorrido varíe un poco de un año a otro, siempre se sale (y llega) desde el acuartelamiento Cervantes, y discurre subiendo la colina de la Alhambra, y la del Albaicín. Impresionante!

Mi propósito no era disputar la carrera a tope, sino disfrutarla todo lo que pudiera, corriendo tranquilito, saboreando cada rincón, cada callejuela, y alucinando con las vistas de la ciudad, de la Alhambra, y de Sierra Nevada, que además, con las lluvias de los días anteriores, volvía a lucir un manto blanco de nieve. Además, había quedado para correr con Antonio, un conocido de Twitter que además se ofreció a recogerme el dorsal el sábado, y que estaba recuperándose de una lesión por lo que tampoco podía competir a tope.

El día amaneció espectacular, unas condiciones geniales para correr. Lucía el sol, no hacía mucho viento, y la temperatura era agradable. Salí hacia Granada 30 minutos después de lo que había previsto, pero como iba con tiempo llegué bien. El problema fue que me despisté un poco ya en las calles de la ciudad y me costó un poquito más de lo previsto dar con el parking donde pensaba dejar el coche. Llegué al punto de encuentro con Antonio, nos saludamos, dejamos las mochilas en cosigna (todo perfectamente organizado dentro del cuartel), y me dirigí a los baños a hacer lo necesario antes del comienzo de la carrera. Había algo de cola (participaban unos 3000 corredores), y terminé apenas con 5 minutos para dar la salida. Por ese motivo, nos tuvimos que colocar bastante atrás. Como no pensábamos ir muy rápido, tampoco era un gran problema.

La salida fue lenta, ya que había mucha gente para cruzar el arco, pero poco a poco fuimos progresando. Los primeros 2 ó 3 kilómetros fueron muy tranquilos por las calles del centro, aproximándonos hacia la Plaza de Santa Ana. A partir de ahí, empezaba lo "serio", aunque a mí me pareció un lujazo poder estar allí! Subimos hacia la Alhambra por la cuesta de Gomérez, entre árboles, naturaleza, y siempre con un ojillo puesto en las murallas de la antigua fortaleza. En esa primera subida ya empezaban a quedarse algunos corredores, así que fuimos progresando por los laterales, avanzando con alegría. La bajada la hicimos con cuidado, ya que la calle era empedrada, con escalones bajos y largos, y estaba un poco húmeda. Aún así, me di el gustazo de lanzarme en algún tramo bastante más rapidito, jeje.

Cruzamos el Paseo de los Tristes y la Carrera del Darro, entre ánimos de los turistas, y una de las mejores vistas de la colina de la Alhambra. De ahí, a la mítica calle Elvira, y directos al laberinto de callecitas del Albaicín, con sus cuestas, sí, pero disfrutando del frescor y los recuerdos de sus rincones. Una maravilla. Una vez arriba, en el Sacromonte, me quedé con la boca abierta contemplando las vistas de la ciudad y de la sierra, con el pico del Veleta dominándolo todo.

Bajamos un poquito, y otra vez cuesta arriba, hasta todo lo alto! Hasta la Ermita de San Miguel, y de nuevo unas vistas increíbles! En la parte final de la subida, donde ya hay camino de tierra y escalones, había un atasco importante, por la cantidad de gente que ya no podía tirar más de su cuerpo e iba caminando. Echamos un poquito de paciencia, y en cuanto llegamos arriba, vistazo rápido a todo el entorno de la ciudad, y a dejarse llevar en la bajada! Qué divertido!!! La bajada por las callejuelas, corriendo ya más rapidito fue también una sensación muy gratificante, de nuevo los ojillos de amor al pasar por el mirador de San Nicolás, y poco a poco, fuimos saliendo del Albaicín.

Los últimos kilómetros bajando y aproximándonos hacia el cuartel, los hicimos ya a un ritmo más alegre. Y para la entrada en meta, como llegué bastante fresco, me permití el lujo de esprintar a tope los últimos 250 ó 300 metros. Yuhuuuuuuuuuu!!!! :-D

En resumen, 14,6 km (la medición de mi GPS fue exacta a lo que prometía el plan de la carrera, hasta en eso son precisos los militares) de puro disfrute. La ciudad alucinante, el ambiente de la carrera, entre la gente, estupendo, la organización de 10, y los voluntarios que acompañaban la carrera y los puestos de avituallamiento, siempre con palabras de ánimo y una gran sonrisa. No se puede pedir más! Gracias también a Antonio por ejercer de anfitrión y mostrarme la ciudad desde dentro de la carrera, eres un crack, y además lo conseguiste! Disfrutaste de la carrera, y demostraste cómo con fuerza de voluntad y cabeza, uno se puede recuperar de una lesión como la tuya en apenas 4 semanas. Ahora a disfrutar de la montaña!

Con Antonio al llegar a meta.

El año que viene estoy dispuesto a repetir la experiencia de esta carrera, aunque probablemente iré con la intención de correr algo más. Se la recomiendo a todo el mundo!!!



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