La XXV Media Maratón de Málaga fue la carrera donde debuté el año pasado, con muy pocos entrenamientos, mala preparación, pero con mucha ilusión. Para el 2016, una vez más, me apunté nada más comenzar el año, con ilusiones renovadas y la intención de realizar una buena marca para mis expectativas (por ejemplo, 1h45' me dejaría satisfecho). Busqué un plan adecuado a mis circunstancias, con sólo 8 semanas de específico (más la preparación previa no específica, de la simple rutina de correr habitualmente). Luego descubrí la anemia, y vino el parón del mes de febrero.
Cuando por fin estuve recuperado, en la última semana de febrero, ya sólo quedaban 6 semanas para la carrera, por lo que ya comenzaba un poco tarde el entrenamiento específico. Mi amigo LuisMi se encontraba mucho mejor de sus molestias en la rodilla (que al comienzo de enero le dio la lata) y quería prepararse para debutar en media maratón. Dadas las circunstancias, cambié mi plan inicial por otro que me hacía más ilusión todavía: preparar la carrera con él, y con la intención de que hiciéramos la carrera juntos hasta la meta.
Durante las primeras semanas de entrenamiento (él sí comenzó a tiempo las 8 semanas del específico) fuimos midiendo los ritmos de LuisMi para valorar cuál sería el objetivo (más allá de llegar a meta, ya que algún ritmo de referencia debíamos marcarnos). Conforme avanzaban las semanas, mejor se encontraba LuisMi, y sumamos un factor de motivación ya que un "primo" suyo (Antonio) también decidió apuntarse a la carrera, y realizó algunos entrenos con él en Cádiz.
Alguna de las semanas de entrenamiento fueron espectaculares. Por ejemplo la de antes de semana santa: realizamos un entreno de 12 kms a ritmo vivo con cuestas; una sesión de series 8x1000 con una media de 4:26 min/km; y para terminar, media maratón comenzando muy suave y aumentando el ritmo hacia el final (completamos los 21 kms en 1h54', mejor que mi marca en la carrera 1 año antes). Esa semana nos dio mucha confianza. Intuiamos que podíamos ir los dos a por 1h45', pero como él estaba debutando preferíamos ser más conservadores, empezar algo más suave en la carrera e ir viendo las sensaciones.
Llegó la última semana (en la que aparecen todos los problemas, jejeje). Yo tuve molestias algo dolorosas en la rodilla izquierda en el entreno del domingo antes y decidí reposar hasta el jueves (por suerte, en el entreno de 10 kms que hicimos el jueves no me dolió); y tuve que tratar una pequeña ampolla que se me abrió un par de días antes (también por fortuna no me molestó en la carrera). Por su parte, LuisMi por trabajo había cruzado el Atlántico 6 veces durante el mes de marzo, y el jueves/viernes pilló un resfriado bastante fuerte. El primo, Antonio, también tuvo un leñazo en el cuádriceps una semana antes de la carrera y estuvo guardando reposo. What else? :-)
El sábado fuimos los tres a recoger el dorsal, y ya nos fuimos embriagando del ambiente de carrera, y empezando a sentir ese cosquilleo de las grandes ocasiones. LuisMi aunque tocado, se sentía un poco mejor del resfriado, y comentó que sí, que quería ir a por la marca de 1h45'. Decidimos que lo intentaríamos, pero que según fueran las sensaciones regularíamos el ritmo; lo importante era disfrutar de la carrera y olvidarse un poco de los tiempos de paso.
Y llegó el gran día!!! Una mañana primaveral que se presentaba calurosa. Debía hacer unos 18º a las 9:30 (en el momento de la salida). Nos reunimos con el resto (Luis, Bart, Jessy), saludamos a otros compañeros con los que nos encontramos, calentamos un poco, y fuimos hacia los cajones de salida. Antonio, Jessy, LuisMi y yo nos situamos en el de 1h45'.
La salida, como de costumbre, fue agobiante. 7500 personas corriendo por una avenida amplia pero no demasiado, unos más despacio, otros con más prisa. Tratamos de avanzar hacia una zona más despejada buscando huecos entre la marea de corredore/as. El primer km salió en 5:28, el segundo mucho más rápido de la cuenta. Al llegar al tercer km (en la rotonda de Sacaba) ya conseguimos disfrutar de espacio suficiente para correr tranquilos. LuisMi me dijo que iba suelto y se sentía muy bien, así que establecimos desde el km 3 un ritmo constante de 4:58 (suponiendo objetivo de 1h45'). Mantuvimos ese ritmo exacto durante 3 kms, y el siguiente (el 6º) salió un pelín más lento, no mucho, probablemente por la distracción del avituallamiento del km 5. Desde ese momento (al pasar el avituallamiento), ya no veía tan suelto a LuisMi, y me lo confirmó al pasar el km 7, me dijo que iba un poco forzado, así que subimos el ritmo a 5:10 en el siguiente. Ya en el Paseo de los Curas, la cosa fue a peor, empezó a comentarme que le ardían las plantas de los pies, y que no podía tirar. Volvimos a bajar el ritmo hasta 5:40, y ya me despreocupé del reloj y de cualquier tipo de objetivo.
Tenía que sacar a LuisMi de su pensamiento, centrado en la sensación de calor en los pies, intentar distraerlo, poner su cabeza en otra cosa. Y así atravesamos toda la zona el centro histórico. Llegados a calle Hilera (km 14) el ritmo creo que había ido ya hasta los 6 min/km, una carrera muy suave, pero las sensaciones de LuisMi iban a peor. Jessy había avanzado más rápido hacia su objetivo en calle Carretería, y Antonio seguía con nosotros, pero se estaba enfriando. Yo me dedicaba a acercarle el agua a LuisMi en los avituallamientos, y a trotar a su lado sin dejar de hablarle. En el siguiente km Antonio voló hacia delante, porque no podía hacer mucho más por LuisMi, y él se estaba enfriando e iba a ser peor seguir trotando justo delante nuestra. En esa zona (Cruz de Humilladero), ya empezaba a haber corredores sufriendo un poco. Hacía mucha calor, y se notaban los kilómetros. Me distraje un poco observando a mi alrededor, todos luchaban, cada uno a su manera, para lograr el objetivo, buscaban fuerzas, ánimos, y continuaban superándose a sí mismos. Ya hacía dos avituallamientos que prácticamente no bebía; le daba una botella a LuisMi, y otra la dejaba preparada por si acaso, o le daba un pequeño sorbo, o se la daba a alguien que la necesitase más. Se me ha quedado grabada la mirada de agradecimiento de las personas cuando las ayudas aunque sea con un pequeño gesto como ese, o con unas palabras de ánimo.
Al llegar al km 17, en la Avenida Juan XXIII, LuisMi ya parecía un zombie. Nos adelantaron varios amigos que habían salido mucho más atrás, y se interesaron por él. Se lo agradecí y les pedí que siguieran adelante, que yo estaría pendiente de él. Unos metros más adelante me dijo que estaba mareado, así que automáticamente paramos. Le pedí agua a un voluntario en bicicleta, que empezó a llamar a la atención médica. LuisMi le pidió que no vinieran los médicos, que quería continuar. Se echó agua en los pies, que le ardían, se refrescó, descansó unos minutos, y cuando se le pasó el mareo se levantó dispuesto a continuar. Avanzamos poco a poco, más tiempo caminando que trotando, pero dispuestos a llegar hasta el final. En el paseo marítimo me fui adelantando y retrocediendo para acercarle agua y bebida isotónica. En el último avituallamiento, el del km 19, cogimos un par de botellines de agua, y él se tomó 3 vasos de isotónica.
Eso lo reactivó un poco, y nos pusimos a trotar, para no parar ya hasta la meta. Incluso el trote en el último km era más o menos fluido (6:36). Cruzamos la línea de meta cuando el crono marcaba 2h15'48" (tiempo oficial), 2h13'16" (tiempo real). En las peores circunstancias que podíamos haber imaginado antes de empezar la carrera, habíamos logrado el objetivo principal: cruzar juntos la línea de meta!
Esto es deporte, esto es amistad. |
Bart, LuisMi, Antonio, y yo. |
Aparecemos justo al final del vídeo, por el lado izquierdo de la imagen.
Mañana sábado, me vuelvo a enfrentar a la distancia de media maratón, esta vez en solitario, temprano, por el paseo marítimo... necesito alguna referencia antes de bajar el ritmo de entrenamientos de cara al verano.
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